BOXEO

Dicen los registros que allá por noviembre de 1971 llegó por poco más de 40 horas a nuestro país el boxeador más importante de la historia. También podemos saber, gracias a los registros fotográficos, del asado que compartió en los quinchos de la fábrica «Lana de Acero», ubicada en Valentín Alsina, repleto de trabajadores, dirigentes gremiales y políticos. (Foto principal- Ali junto a Rucci, y los trabajadores argentinos).

Antes de continuar, pongamos en contexto la visita de Muhammad Ali: en 1967 le habían quitado el título mundial de los pesos completos por presiones del Departamento de Estado estadounidense, ante su negación a incorporarse a las Fuerzas Armadas para derramar sangre en Vietnam. Para 1971, entonces, se encontraba proscripto y desocupado. Una vida de lucha constante soportando el castigo racista y desafiando, a su vez, al imperialismo de su mismo lugar de nacimiento.

Volviendo al encuentro, y como podemos ver en las fotos, compartió la comida con otra persona que también entendía de persecución y de desprecio ejercido por los poderosos. Según cuentan, José Ignacio Rucci comunicó, en presencia del púgil, la creación de un Sindicato del boxeador. Ante la sorpresa, Alí lo abrazó y exclamó: “Eso no existe en ninguna parte y veo que ambos luchamos para que haya menos injusticia”. “El peronismo tampoco existe en ninguna parte”, replicó un hábil y rápido Rucci. Dice también la historia que Carlos Spadone, director de la revista Las Bases, órgano oficial del PJ, le habló sobre la tercera posición peronista.

Con respecto a esto último, podemos afirmar que Ali la había entendido antes de que se la contaran. La tercera posición es el ordenamiento de la política en un plano donde lo que hay es patria y pueblo o corporaciones. Porque lo importante es dónde se para cada uno frente al poder bestial de los antipatria, que son las corporaciones. Si se para del lado del pueblo, entonces es un nacionalista popular y es un peronista; si se para del lado de las corporaciones, entonces es una burda herramienta del enemigo. Como sabemos, Ali entendió y mamó nuestro nacionalismo americano, que es de paz, cooperación, de respeto por la soberanía de los pueblos, y de lucha contra el imperialismo y sus corporaciones.

Esta pequeña historia nos demuestra, también, la importancia del deporte integrado a la vida nacional, a la construcción nacional. No alcanza con deportistas que lleven la bandera de Argentina en su uniforme, sino mujeres y hombres conscientes, comprometidos y capaces de entender lo que sucede en el país y en el mundo. Y, de este modo, que el deporte no caiga en un comercialismo que lo termine destruyendo.

Frente De Deportes
Peronismo Militante

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *