Sol Baumstarh, “La Picante”, volvió a noquear temprano en la FAB, conquistó el título latino minimosca del CMB, y es hoy en día la boxeadora más letal del boxeo argentino.

Por GUSTAVO NIGRELLI (especial para A la Vera del Ring)

Tuvimos a la Tigresa Acuña, a la Locomotora Oliveras, a la Tuti Bopp, y a muchas y muy buenas campeonas del mundo en un poco más de 20 años de historia de boxeo femenino en nuestro país, pero nunca tuvimos a una como Sol Baumstarh.

No porque sea la mejor. Apenas tiene 25 años y está recién asomando a las principales carteleras del país –ni campeona mundial es-. Acaba de conquistar apenas el título latino minimosca del CMB el pasado viernes en la FAB –tiene también el sudamericano- ante la venezolana YoselínFernández, y en el comienzo de su carrera estuvo tan mal manejada, que no tiene un récord inmaculado ni destacado, como merecería por lógica y actualidad.

Pero Sol es noqueadora de una sola mano. Quizás la única del país, porque la otra que pega es Celeste “La Chucky” Alanís, más por velocidad que por potencia, mas no es demoledora. Baumstarh sí.

La pequeña y fornida bonaerense, pupila de Juan Martín “Látigo” Coggi -desde no hace mucho-, que parece una pigmea diabólica salida de la Isla de la Fantasía, es una mezcla de Tyson y Gervonta Davis versión mujer. Una explosiva pegadora que sale a definir con la primera mano, que estalla contra la cabeza de su rival como un bombazo. Y si no la noquea con ésa, la deja flameando y la sigue hasta exterminarla, como hizo el viernes en la FAB, donde el árbitro Alejandro Grispo tuvo que detener el combate y decretar el KOT 1, porque en el CMB no hay cuenta de pie y la guapa venezolana no se caía. Por eso es que tiene 6 KO en sus últimas 7 peleas, 4 de ellos entre el 1º y 2º round.

No hay ni hubo nunca en nuestro país –tal vez tampoco en el mundo- una boxeadora así, con esa contundencia, al menos que este cronista recuerde. Pero tampoco hay muchos en versión masculina en este momento acá y habría que aguzar la memoria y el análisis para extraer cuántos hay en el universo con tales características.

Ojo; habría que ver qué pasa si su rival aguanta, porque el viernes, si pasaba el 1º round se iba a quedar sin aire en breve, y en poco tiempo más, fundida, por tanta exigencia en cada golpe.

No importa. En su récord magro de 9-6-1, 7 KO, se acostumbró a perder, pero siempre por puntos –en sus primeros 9 combates fue derrotada en 6-. Incluso dos veces lo hizo ante la propia Celeste Alanís, una vez a 4 rounds –en su 3ª pelea- y otra a 8, justamente en su octava salida rentada, que constituyó su última derrota.

De allí en más conoció al “Zurdo” Coggi, se fue a entrenar con él, y no sólo no volvió a perder, sino que comenzó a noquear. La primera víctima fue la “Cobrita” Andrea Sánchez, en lo que constituyó un verdadero batacazo entonces.

Ahora bien, ¿qué hizo Coggi? ¿Cuál fue su secreto? ¿Hay alguno para potenciar la pegada, esa con la que liquidaba a sus rivales?

Él dice que sí. Ella, también. ¿Pero todos los boxeadores son factibles de entrenar y mejorar la pegada a esos niveles? Coggi dice que sí. Ella no dice nada. No lo sabe. Lo que sabe es que desde que el zurdo le dio el secreto, ella pega y noquea en fila.

De más está decir que lo que Coggi asegura, invocando y agradeciendo los aprendizajes de su gran maestro Santos Zacarías –el mejor- se desvanece con la simple observación de que no todos sus pupilos pegan así, ni son noqueadores. No al menos como ella. Debe (y tiene) que haber una condición natural, innata, que puede explotarse y trabajarse, pero no adquirirse.

Hay un secreto que no está en las manos, y muchos saben pero pocos aplican, que obviamente no vamos a develar acá porque es secreto profesional, y no hay que avivar giles. Pero también hay que contar con lo innato, que más allá de lo genético y corporal pasa por la psiquis, por el instinto, porque hay que tener mentalidad noqueadora para ir a buscarlo ni bien toca la campana.

Lo cierto es que Baumstarh, a quien llaman “La Picante”, es un poco más que eso. Es alguien por la que el espectador común de boxeo pagaría una entrada, aunque más no sea para ver un mísero round, o por quien encendería el televisor extasiado y querría mirar, no importa quién sea la rival, a qué hora, ni si hay un título o no en juego. La adrenalina de ver noquear de una piña en cualquier momento siempre fue un imán, pero mucho más si se trata de una mujer, porque no es común.

De hecho, hace poco conquistó el Firpo al “KO del año” –entre hombres y mujeres- por su nocaut en 2022 ante Camila Avaca, a quien fulminó en el 4º -también en la FAB-, donde obtuvo el sudamericano minimosca. De eso hace menos de un año, y por entonces no la conocía nadie. Tras ese combate vinieron tres KO más: uno en el 2º y dos en el 1º.

La propia Chucky –hasta hace poco campeona mundial-, doble vencedora de ella, en una nota radial elogió su pegada. Y Sol tiene además en su récord a otras buenas más, como Ayelén Granadino o Jennifer “La Hormiga” Meza, con victorias, empates y derrotas. A Meza la venció por puntos, pero la tiró en el 2º.

Y otro dato más: Baumstarh perdió sus 6 peleas en categoría mosca. En minimosca va invicta, peso que da cómoda desde que trabaja con el Látigo. Y quién sabe si no puede llegar a dar también la categoría mínima, dado su baja estatura. Esto lo sabe solamente ella, desde la punta de su pelo, hasta el dedo gordo de su pie.

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